jueves, 10 de mayo de 2007

Los santos inocentes, de Miguel Delibes



Miguel Delibes es uno de mis autores españoles favoritos. Ninguna de sus novelas que he leído hasta el momento me ha dejado indiferente, bueno, quizás "El camino" ha sido la que menos me ha gustado.

"Los santos inocentes" es una novela tierna y dura a la vez. Tiene unos personajes muy característicos: la Régula y Paco, el Bajo, un matrimonio humilde que tira adelante a sus cuatro hijos en un clima rural aplastado por la pobreza y bajo el mando de los ricos y poderosos como es el señorito Ivan, déspota, frío y egoísta. La dulce Nieves, su hija más preciada, y la Niña Chica (o Charito) que es la mayor y la más pequeña a la vez y que es como una planta, no habla ni anda ni hace nada. Y el personaje más notable, Azarías, el hermano de la Régula, tosco y sensible a la vez, a quien le falta "un cocido" y nunca mejor dicho.
El contexto está muy bien elaborado y detalla perfectamente los tiempos de antaño en un pueblo extremeño, las relaciones entre las familias pobres y las ricas. Entrañables los pasajes en los que se narran los episodios de caza e inolvidable el momento en los que torpemente los "ilustrados" hacen escribir sus nombres a la gente de campo.

Curiosa la forma de narrar en las que solo existen los puntos al final de cada capítulo; capítulos plagados por comas y sin guiones en las conversaciones. Y que esta forma tan continuada (junto a lo buena novela que es) es lo que te hace leer con avidez y sin parar todas las líneas que lo componen.

Y nada, que otra vez me saco el sombrero ante este gran escritor. Muchas gracias Miguel.

2 comentarios:

José Angel Muriel dijo...

Coincido con tus comentarios. A mí también me llamó mucho la atención la forma en que está narrada la novela, el estilo utilizado. Pero es tan intensa... He visto hace poco la película y voy comparando los detalles, dispuestos de diferente manera pero creo que de forma acertada también en la versión cinematográfica.

Javier Cercas Rueda dijo...

una de las mejores novelas que he leído en mi vida. Delibes suele ser triste, pero vale la pena.